55-Bienal de Venecia- Pabellón de Irlanda
“La
belleza será convulsiva o no será”
André Breton
The Enclave es una espectacular instalación multimedia,
quizás la mayor de la Bienal de Venecia de 2013, que consta de 5 pantallas,
dispuestas de forma irregular en una sala, y donde se proyectan diferentes
secuencias de una película que impacta y seduce nada más entrar.
¿Y por qué esta seducción si el tema de la proyección es
la sangrienta y olvidada guerra del Congo? La película fue rodada en un tipo de
soporte antiguo, en color, de 16 mm llamada Kodak Aerochrome que se caracteriza porque filma en infrarrojo. Desarrollada inicialmente en los años 40 por la
tecnología militar para detectar objetivos camuflados, simplemente lo que hace
la película es convertir al ojo humano el color verde de las selvas y de los
uniformes militares en una amplia gama de rosas, violetas, púrpuras, rojos…
transformando esas imágenes que esconden la tragedia en imágenes estéticamente
atrayentes, sugerentes y de gran belleza.
El artista que ha realizado el proyecto es Richard Mosse,
que junto al cineasta Trevor Tweeten y el
compositor Ben Frost, han creado esta impresionante obra.
Los tres, durante dos años se
infiltraron como periodistas entre grupos armados y fueron testigos de la
sangrienta guerra que se estaba desarrollando en la zona del Congo oriental.
Como testimonio nos dejan esta proyección, donde se muestra la tensión entre
violencia y estética, algo que nos podríamos plantear y cuestionar pero Mosse
nos dice en varias entrevistas que su interés es hacer visible la pesadilla de
la tragedia.
Al entrar en la sala a oscuras
buscas posicionarte en un punto determinado donde supones que vas a poder abarcar
todas las proyecciones. La disposición de la instalación provoca cierta
incomodidad haciendo que no nos apoltronemos en la plácida visión de la belleza
de las imágenes y que vayamos saltando con la vista de una pantalla a otra,
siguiendo el sonido y el encendido y apagado sucesivo de las filmaciones.
Paisajes en tonalidades rosas,
rojos, púrpuras, irreales pero de una realidad intrínseca aplastante, sobre
todo cuando ves a los soldados, también vestidos de rosa-¿ironía?-, e intuyes
un lado oscuro que se esconde tras las imágenes.
Entre la ética y la estética
El proyecto que presenta Irlanda en la 55 Bienal de
Venecia se puede decir que es uno de los que más me ha impactado y llamado la
atención. Quizás por que lo he dejado para el final y ya se sabe que, después
de días de frenética y dirigida “deriva” por la Bienal, acabas realmente
confundido y requieres de una posterior reflexión, asimilación y digestión.
Después de regresar a la
comodidad de mi casa me han empezado a surgir ciertas dudas y planteamientos.
He sentido que faltaba algo o que fallaba alguna cosa por lo que he decidido
releer “Ante el dolor de los demás”- de Susan Sontag, magnífico ensayo donde la
autora analiza la representación de la violencia y el sufrimiento de los demás
a través de la fotografía, en la “sociedad del espectáculo” en que vivimos.
Susan Sontag nos habla de
fotografía pero podemos extrapolar sus ideas a esta obra de Mosse. Sontag nos
dice, entre muchas otras cosas, que la fotografía, la imagen plasmada en
general sobre un soporte siempre es la imagen que eligió alguien; fotografiar,
-o filmar-, es encuadrar, y encuadrar es excluir. Por ello Mosse nos muestra lo
que quiere mostrarnos, de una forma “soft”, donde se intuye la tragedia pero
sin que sea tan evidente para que prevalezca la parte de “estética” buscada,
que por ello se expone en una Bienal de arte y no en un noticiero o documental
de guerra.
Me gustaría saber qué es lo que
realmente busca Mosse, si denunciar una tragedia o realizar una “obra de arte”,
o ambas cosas.
“Lo que hace el arte es
transformar, dice Susan Sontag, pero la fotografía que ofrece testimonio de lo
calamitoso y reprensible es muy criticada si parece demasiado arte”-y añade-
“siguiendo este criterio, una fotografía bella desvía la atención de la
sobriedad de su asunto y la dirige al medio mismo, por lo que pone en
entredicho el carácter documental de la imagen”.
En resumen creo que lo que más
me incomoda de esta obra vuelve a ser quizás ese enfoque paternalista y
postcolonial que los artistas del primer mundo hacemos de tragedias que se
suceden a miles de kilómetros de nuestra vida confortable, todas esas tragedias
que observamos en la distancia y a las que, ya nos hemos vuelto insensibles en
occidente, a pesar de que nos la pinten de “color de rosa” para que “¿les prestemos
más atención?”. Me pregunto como lo hubiera enfocado un artista congoleño con
los mismos medios que disponía el artista occidental.
Foto-http://www.urdesign.it/wp-content/uploads/2013/06/1-the-enclave-by-richard-mosse-at-venice-biennale-2013.jpg